El 28 de octubre se realizó el Segundo Coloquio de Economía organizado por el diario El País y Fundación Itaú. El evento tuvo lugar en el Ball-Room del Hotel Sheraton y congregó más de 400 personas. Para responder a la pregunta "¿La crsis se globaliza tanto como la prosperidad?", disertaron seis expertos en economía, con experiencia en equipos económicos de gobierno, divididos en dos paneles: uno internacional y el otro nacional. Cada conferencista contaba con veinte minutos para exponer su visión sobre el tema más el espacio para responder alguna pregunta del público. En la primera parte, participaron Francisco Rosende de Chile, Paulo Levi de Brasil y Roberto Cachanosky de Argentina. En la segunda, ya a nivel nacional, participaron Javier de Haedo, Eduardo Lorenzo e Isaac Alfie. Todos ellos en alguna oportunidad fueron columnistas del suplemento Economía & Mercado del diario El País.
Al comienzo, cuando las autoridades de las empresas organizadoras agradecían al público y a los expertos por su participación, explicaron que meses atrás, al pensar en el título del evento, nunca creyeron que se trataría de algo "tan profético". Cuando el moderador preguntó a los invitados sobre los dichos del presiden te de la República Dr. Tabaré Vázquez aludiendo a que la crisis le preocupa pero no le alarma. Los tres, coincidieron con el primer mandatario, sobre todo el senador Alfie, quien dijo “Si el cacique se alarma, entonces nos vamos todos”.
Francisco Rosende, encargado de romper el hielo, afirmó que esta es una crisis largamente anunciada porque desde hace por lo menos un año hay estudios académicos al respecto. Refirió además al descuido en el diseño de la política económica en Estados Unidos, y sentenció: “Era muy extraño que un país como Estados Unidos tuviera un déficit en cuanta corriente tan alto por un tiempo tan prolongado”. Lo atribuyó a la falta de liderazgo y a “cierto grado de improvisación preocupante” de las autoridades norteamericanas en la materia. El economista chileno, al referirse a la región, y en particular a la situación de la economía de su país puntualizó dos cosas: el aumento del precio de los alimentos, y en el caso trasandino también del cobre, hizo creer que el contexto internacional muy favorable se mantendría y que el crecimiento sería sostenido. Sin embrago, y ya refiriéndose a lo segundo, explicó que esa perspectiva llevó a expandir en demasía el gasto público, y “lo peor que le puede pasar a un economía (como las de la región), en un contexto internacional desfavorable es no controlar el exceso del gasto”.
En segundo término expuso el economista Paulo Levi, que sostuvo que los impactos de la crisis en la economía brasilera se notan fundamentalmente en el sector financiero y no tanto en los aspectos macroeconómicos. En su exposición se propuso explicar el crecimiento del producto en su país destacando al consumo y a las inversiones como sus causas. De esta manera, si bien afirmó que el comportamiento de la economía va a ser mejor en comparación con otras crisis, dijo que probablemente habrá fuerte inestabilidad en el tipo de cambio, desaceleración muy fuerte del crecimiento, aumento de la inflación y del déficit en cuenta corriente obligando a cambiar las políticas de gasto público para ese contexto más desfavorable.
El último expositor del panel internacional, Roberto Cachanosky, se propuso hacer un análisis comparativo entre la “Gran Depresión” de 1929 y la crisis actual. Desde su perspectiva, a diferencia de la primera, hoy los países no atinan a cerrarse a sí mismos y reducir el comercio internacional por temor al contagio. Sostuvo además que para salir de esta situación hace falta credibilidad, sobre todo hacia las instituciones, porque de esa manera y con “un manejo maduro de la situación” por parte de los gobernantes, se debería poder superar la crisis en un par de años.
De Haedo advirtió sobre algunas vulnerabilidades de la economía uruguaya. Señaló que el Producto Bruto de Uruguay está estrechamente ligado al dólar, y en este período de inestabilidad cambiaria podría general algún inconveniente; lo mismo que ocurre con parte de la deuda que aún no ha sido desdolarizada. Agregó que otro factor a tener en cuenta es el doble impacto, que inserto en la región, recibe Uruguay: “A Uruguay la crisis le impacta el doble que a los vecinos porque a demás de verse golpeado por el hecho, se ve golpeado a través de ellos”; por supuesto refiriéndose a Argentina y Brasil como primerísimos mercados para nuestros productos. A pesar de ver al país mejor preparado que en otras ocasiones para afrontar los impactos, vislumbra un empeoramiento en los términos de intercambio y depreciación de la moneda. No obstante reconoce que el manejo de la deuda que se ha hecho fue el equivalente a la compra de un seguro que viene dando resultados positivos, al punto que en el mejor escenario, el desaceleramiento del crecimiento podría no reducir el producto bruto.
En segundo lugar, Fernando Lorenzo, quien comenzó haciendo un repaso sobre el significado de los shocks externos en las economías, hizo especial hincapié en la reducción de los riesgos para cada una de las medidas a tomar. Afirmó que en este, el momento en que el país tiene mayor apertura comercial en toda su historia, no sólo hay que contemplar la magnitud del show, sino también la altísima velocidad de propagación. Por otra parte, explicó que en un contexto como el actual son fundamentales las políticas económicas flexibles, adaptables a un contexto cambiante como el presente. Afirmó que la flexibilidad cambiaria será un elemento fundamental para mitigar los efectos, acompañado por una política fiscal adecuada y sin la aplicación, en principio de políticas anticíclicas, porque estas, según dijo, requieren de mucha credibilidad expresada en años de equilibrios corrientes.
Por último, el ex ministro Alfie, alertó sobre la capacidad limitada de financiamiento de la economía, y sobre el importante crecimiento del gasto público atendiendo a que, si bien los vencimientos de deuda para los próximos dos años están cubiertos, podría aumentar el déficit fiscal.